domingo, mayo 14, 2006

Yoga & Personalidad


El término personalidad deriva del sustantivo latino persona. Literalmente, persona significa la máscara con que el actor del teatro griego o romano se cubría la cara: la máscara “ a través de la cual (per) dice (sonat) su parte”. La máscara es lo que lleva los rasgos y la caracterización del papel. : Los que permiten reconocer al contador, al arquitecto, al músico, mientras el actor mismo, detrás de la caracterización, permanece anónimo, alejado del drama, de los sufrimientos y pasiones representados en el escenario. Originalmente el término persona, en el sentido de personalidad, debe de haber significado que la gente esta personificando solo lo que parece ser. La palabra da a entender que la personalidad es solo la máscara de la parte que uno tiene que representar en la comedia o tragedia de la vida y que no debe ser identificada con el actor. Pero la concepción occidental, que tuvo su origen en los griegos y luego fue desarrollada por la filosofía cristiana medieval, ha anulado la distinción implícita en el término, entre la máscara y el actor cuyo rostro oculta. Ambos, por así decir, se han vuelto idénticos. Para el occidental la máscara, con sus estados y emociones cambiantes, se ha fundido y confundido con su esencia.

Por el contrario, la filosofía hindú subraya la diferencia haciendo hincapié en la distinción entre el actor y el papel. Siempre destaca el contraste entre la existencia del individuo que se manifiesta y el ser real del actor anónimo, velado, encubierto por las vestiduras del drama. En realidad uno de los esfuerzos dominantes del pensamiento indio a través de todos los tiempos ha sido el de crear una técnica segura para mantener claramente separadas ambas instancias. Durante siglos han estudiado las minuciosas definiciones de sus relaciones y cooperaciones recíprocas, y han perdurado los esfuerzos prácticos, sistemáticos y denodados, para pasar del papel al actor, utilizando los procedimientos introspectivos del Yoga. Penetrando y disolviendo todas las capas de la personalidad manifiesta, la conciencia introvertida perfora la máscara y, descartándola en todos sus estratos, llega al anónimo y objetivo actor de nuestra vida.

Creando la objetividad y la distinción de los papeles las técnicas del yoga permitían que el actor se ajustase mejor así mismo en el papel, que no se sienta atrapado o paralizado por los defectos u errores y por sobre todo respetar y permitir, de esta manera, la expresión natural del deseo y la fuerza de Evolución.